Universidad de Coimbra

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En nuestra ruta por Portugal de Sur a Norte, Coimbra fue una de las paradas principales. En nuestro próximo post os contaré algo más sobre la ciudad y quién será vuestro mejor guía, pero hoy le quería dedicar un primer posta a su protagonista, que es la Universidad de Coimbra.

Pero el patrimonio y riqueza de una ciudad no se mide solo en su patrimonio arquitectónico. En Coimbra hay que sumar la relevancia de su Universidad de Coimbra y su cultura musical en forma de Fado de Coimbra. Y es que la una no se entiende sin la otra. El Fado de Coimbra se inicia en la ciudad con una universidad solo para chicos en la época. Es por eso que la principal peculiaridad del Fado de Coimbra, a parte de su guitarra con cabeza de lágrima y no de águila, es que es interpretado por hombres. El de Lisboa, en cambio, es cantado por mujeres.

La Universidad de Coimbra celebra su Serenata Monumental en la fachada de la Catedral

El Fado de Coimbra tiene su día grande en La Serenata Monumental que se celebra en Mayo. Se celebra en la plaza de la catedral, y su importancia es tal para los estudiantes, que hacen cola desde primera hora y en los mismos ensayos… Y es ese día cuando se abre la puerta de la realeza para dar acceso a los turistas (construida en el siglo XVI en el lateral de la catedral para uso exclusivo de los reyes… ¡Ay, si levantasen cabeza…!). El día de la Serenata Monumental es cuando los novatos se pueden vestir por primera vez como estudiantes y dejar de ser novatos. A medianoche, tras las campanadas de la torre de la universidad de Coimbra, empiezan los cantos de la celebración. Un momento tan emotivo que se retransmite por la televisión pública nacional e incluso en streaming.

Y continuemos un poco más con el fado de esta ciudad, ya que al ser original de la Universidad de Coimbra tiene un ápice de crítica especial. Durante la dictadura del país era un mecanismo de protesta. Jose Afonso O Zega es un buen icono de ello y sigue siendo admirado por muchos de los estudiantes de la Universidad de Coimbra, hasta el punto que su habitación como estudiante aún está disponible en alquiler. ¿Te imaginas dormir en la misma habitación y casa de una celebridad a la que admiras? ¡Sencillamente genuino!

Si alguno ha vivido en una ciudad universitaria, sabrá que la vida del universitario acaba extendiéndose a muchos más aspectos del día a día. En Coimbra es muy frecuente encontrar “Repúblicas” de diversa ideología. La “Prakystao” es una casa republica bastante famosa que esta un pco alejada del resto (de ahí su nombre, que sería como decir “Para aquí están”)

Pero volvamos brevemente a la catedral, pues si os fijáis, descubriréis una serie de marcas de cantero que se identifican como propias de la arquitectura románica. En aquella época, era casi la única manera que tenían de marcar su trabajo las personas que se encargaban del transporte. Y en una ciudad con cuestas como Coimbra, ¡más vale que lo pudieses cobrar! Echa un vistazo a la fachada e intenta averiguar cuanta gente participó en esa construcción. Ya te lo adelanto, no eran pocos.

Antes os mencionaba cómo el fado se usaba como crítica a la dictadura. Como es de imaginar, cualquier dictadura va a someter sus frentes de control y sobre todo en una ciudad contestataria como lo es Coimbra. La Universidad de Coimbra incomodaba a los dictadores y es por eso que la zona de la universidad tiene un cambio tan radical en cuanto a arquitectura y urbanismo. Básicamente, el régimen se encargó de derruir en el barrio de Alta una serie de edificios del siglo XVI de manera que se liberase el espacio necesario para tener a los estudiantes viviendo y controlados. ¿Y los que vivían en el barrio Alta? Ellos ha sido también trasladados, esta vez a las afueras, en otro pulso de control de la dictadura. Esto os explicará la arquitectura de tan alto contraste si se compara la Biblioteca con el edificio histórico de la Universidad de Coimbra.

Una de las últimas curiosidades que nos cuenta nuestra guía por Coimbra es sobre el Murciélago que aún hoy en día se encarga de limpiar y desparasitar la antigua biblioteca. ¡Y es así desde el siglo XVIII!