Cutzamala Mex Food, Mercado de Antón Martín.
[space_20]Hay guacamoles de todo tipo. Algunos picantes, otros sosos, muchos con demasiada cebolla o cilantro; y hay otros que nunca llegas a entender, sea por su exceso de tómate o por qué a alguien se le pasó la mano con el limón (o lima, depende del hemisferio en que te encuentres esta fruta cambia de nombre). Y después está el guacamole perfecto, aquel preparado para potenciar el sabor del aguacate y hacer de la cebolla solo una pieza más que aporta sabor y textura, pero que jamás le quita protagonismo al ingrediente principal. Tiene las notas de acidez en el punto exacto para que el guacamole se deslice por tu boca suavemente sin sensaciones contradictorias.[space_20] [space_20]Hay nachos de todo tipo. Aquellos que no saben a nada, aquellos que saben a químicos industriales, y otros que saben a maíz. Maíz del bueno, del grande y jugoso que te puedes comer solo…
Verano en Madrid: Buns and Bones, Lavapiés.
Si buscas sabores tradicionales y sencillos este no es tu lugar. Un local, totalmente abierto a la calle y haciendo esquina que no llama la atención inmediatamente.
Qué hacer en Madrid un fin de semana.
[space_20]Una de mis ciudades favoritas en Europa es Madrid. No es casualidad encontrarme en Madrid un fin de semana cualquiera. Y lo mejor de todo, siempre sé qué hacer en Madrid un fin de semana, ya llueva o haga sol. Madrid reúne los requisitos indispensable para no poder aburrirse. Además, cuento con Juana, mi cobloguera, que le saca todo el jugo a una ciudad que le “ha robado el corazón”. Mis escapadas a Madrid suelen comenzar con un viaje en tren. La alta velocidad nos ha acercado Barcelona a Madrid, y Madrid a Barcelona. Muchos amigos estamos ahora a tan solo dos horas y media con los trenes directos. Suma que sean a primera o última hora y podrás sacar mucho más partido a tu tiempo (¡y desayunar en Madrid a las 9 con tus amigos!). Súmale el coche silencioso, e incluso podrás descansar o reflexionar sobre qué hacer en…
Home Burger Bar, o como obsesionarte con una hamburguesa.
[space_20]Todo empezó con una pareja de novios estableciéndose en Madrid después de vivir dos gloriosos años en Barcelona, donde se habían acomodado ya a la gastronomía propia de estudiantes en bancarrota de comida foránea y barata. Pero en medio de muchas decepcionantes búsquedas de comida medianamente decente y acorde al presupuesto se enamoraron de unas hamburguesas (de las que pronto hablaremos) que no solo eran baratas, pero deliciosas y con unas patatas fritas que rayaban en la perfección.[space_20] [space_20]La pareja, de nuevo, empezó su peregrinación de locales para encontrar la hamburguesa que tomaría el puesto de aquella que, con todo el dolor del mundo, dejaron en la ciudad condal. Tras meses de pesquisas infructuosas decidieron arriesgarlo todo y le escribieron inocentemente a un famoso crítico gastronómico para que les ayudara a encontrar su preciada ambrosía, con la desesperanza de aquellos que ya lo han perdido todo y esperan ya nada.…
La esquina de oro de la Calle Espiritu Santo.
Todo empezó con un chico corriendo por Madrid para llegar a tiempo a una cita. En uno de esos días de invierno en que la ciudad se siente quieta y gélida y cualquier sofá se convierte en un paraíso tropical del que es difícil desprenderse. El chico, con el estómago vacío, corría por Malasaña, un barrio nuevo en una ciudad nueva que pasaría efímeramente por su vida. Y así como el frío que tenía pegado a los huesos no le permitía dejar de moverse bajo ninguna circunstancia, también el hambre le empezaba a desesperar. Y así en el momento preciso y en el lugar preciso se encontró en la calle Espiritu Santo, en una de las esquinas más deliciosas de Madrid. Esponjosos muffins en Happy Day Bakery Esta calle no evoca lugares o vistas o encuentros, evoca olores, sabores y colores. Y así el chico entró, siguiendo a su nariz,…