A Cevicheria, en Lisboa.
[space_40]Si pudiera me iría a vivir a Lisboa, pero ser adulto tiene sus consecuencias y una de ellas es saber dejar los caprichos a un lado. Lisboa es mi capricho crónico, por lo que buena parte de mi energía vital se gasta en aplacar las ganas de salir corriendo a bañarme en natas de A Manteigeria por el resto de mi vida. Desafortunadamente o afortunadamente (nunca logro decidirme), esta condición crónica empeora cada vez que vuelvo a Lisboa y descubro nuevos lugares para comer y calmar el ogro omnívoro que vive en mi estomago. Este último viaje, como ya sospecharan, no fue la excepción.[space_20] Un peruano en Principe Reial. [space_20] [space_20]Hay días veraniegos en Lisboa en los que el paladar, saboreando la sal que arrastra la brisa, simplemente quiere bañarse en el mar; lo añoras, lo quieres probar y el cuerpo te lo pide de muchas diversas maneras. En mi…