Por fin, Estocolmo
El cascanueces de Ikea. Durante mi infancia, más o menos cada dos años, la pequeña parte de mi familia que vive en Estocolmo bajaba a visitarnos a Colombia. Para mi, eran como viajeros del futuro que venían a mostrarnos las últimas ocurrencias de un lugar mágico llamado Ikea; todavía recuerdo a mi Tía Anita (la persona más sueca del mundo después de los miembros de ABBA) mostrándonos un abridor de tarros que se convertía en cascanueces. No sabía que eran las nueces, y por qué era tan importante abrirlas con el abridor de tarros, pero tenía la pinta de ser la cosa más moderna del mundo. Sí, un cascanueces, un aparato que bien podría haber sido inventado por los vikingos me parecía moderno, no, modernísimo. Pero sobre todo, recuerdo los arenques. Además de traernos objetos del futuro, nos traían comida del futuro, y como somos tantos en la familia y…