A finales del siglo XIX y principios del siglo XX a Colombia llegaron oleadas de inmigrantes sirios y libaneses que trajeron consigo su cultura y gastronomía. Tal fue la inmersión de esta cultural en el norte de Colombia que la “comida árabe”, como es llamada por estos lares, es considerada por muchos parte de la gastronomía tradicional del lugar.
Tengo la fortuna de tener una tía de origen libanés que cocina espectacularmente, así que crecí comiendo Tabbuleh, tahineh y quibbes fritos. Por lo que tengo una fijación con este tipo de comida, por lo que Zatar fue todo un descubrimiento.
Zatar es un restaurante muy bien localizado en la zona G de Chapinero alto (mismo barrio donde se esconde La Paletteria), lejos del lujo y pretensión de muchos restaurantes del sector, sus dueños recuperaron un pequeño garaje y lo convirtieron en un agradable y acogedor espacio que incluso tiene una pequeña terraza con mesas. La carta contrasta con la estrechez del espacio y ofrece un amplio abanico de posibilidades, desde wraps a platos mucho más contundentes, pasando por platos para compartir bastante variados.
Recomiendo mucho probar el wrap de Lomo con sus cebollitas caramelizadas y la coliflor frita, y los langostinos Zatar, que como buen restaurante en territorio colombiano, suele colar ingredientes exóticos que enriquecen cualquier comida; en este caso los langostinos se presentan en una salsa de tamarindo y tahineh, mezcla extraña pero deliciosa. Como plus tiene una pequeña oferta de platos vegetarianos, una característica bastante escasa en Bogotá.
Soy especialmente fanática de las bebidas, sobre todo aquellas que combinan hierbabuena con frutas frescas y que terminan siendo jugos (zumos) increíblemente refrescantes cargados de sabor.
Lo recomiendo por la valentía la combinar sabores e innovar en platos que son considerados sagrados para muchos, y la atención es sin duda una de las mejores de la ciudad.
Zatar
Carrera 5 Nº 69-15. Chapinero Alto. Bogotá