Conocido no por muchos, el barrio de Testaccio fue en su día clave para la economía de Roma. Allí estaba el “puerto de Roma” al que llegaban diferentes mercancías en ánforas. Y de hecho, las vasijas o ánforas son el símbolo del barrio. Desde su escudo hasta el monumento que hace apenas unas semanas recuperaba su ubicación habitual en la plaza de Testaccio.[space_20]
[space_20]Y de hecho son esas vasijas también una de las mejores muestras del paso de la historia por esta zona de Roma (¡por si a Roma le faltase historia!). Tal es así, que la “colina de Testaccio” se debe a la acumulación de restos de ánforas rotas después de su vaciado. De no ser así, hoy estaríamos ante un barrio de fácil paseo sin una mínima cuesta. Dicha colina, también como Monte dei Cocci, es visitable.[space_20]
[space_20]Para muchos el barrio sigue pasando desapercibido en su visita a Roma (y muchos romanos confesarán no haberlo pisado en su vida), pero el proceso de gentrificación de la zona y la llegada de atracciones como el MACRO (Museo de Arte Contemporáneo), lo ha comenzado a colocar como una zona a incluir en los itinerarios “hipster” (borrando poco a poco su categoría de barrio de clase obrera).[space_20]
Dónde comer en Testaccio
Y si necesitáis una razón más para pasar una mañana o una tarde por este barrio, dejadme que os recomiende el Angelina a Testaccio. Un restaurante de exquisita comida italiana (sí, pizza y pasta). Escapar del bullicio del centro tiene doble premio: tranquilidad y excelencia culinaria a prueba de paladar local. Además, al no tener la presión de la audiencia en masa del centro, disfrutaréis de vuestra comida o cena en un ambiente distendido, sin necesidad de sentarse a 30 centímetros de la mesa de al lado.
La mejor manera de llegar a esta zona es bajarse en el Metro Piramide y rodear el monumento, continuando a lo largo de la calle Via Marmoratta.[space_20]