Llum Barcelona es esa cita a la que soy fiel cada año, sobre todo porque la vivo desde dentro. Aun así, la maduración del festival y su cambio de escala ha sido tal, que hubiese acabado en la agenda de cualquier barcelonés amante del diseño, el arte o la luz. El festival se ha mudado a Poblenou y ha ganado escala en todos los sentidos. Llum Barcelona 2018 confirma a la propuesta barcelonesa como uno de los festivales de iluminación obligados dentro del circuito internacional. Os cuento por qué.
De las callejuelas a la gran calzada
Durante seis ediciones nos habíamos acostumbrado a una invasión del centro de la ciudad a través de la luz. Turistas y, sobre todo, locales, disfrutábamos de una Barcelona transformada. De hecho, muchos de los ciudadanos regresábamos al centro para reencontrarnos con ese dulce sabor que dejaba un fascinante festival. Sentíamos el centro de Barcelona de nuevo nuestro. Pero el éxito del festival barruntaba una muerte de éxito. La organización del festival, empeñada en hacer de Llum Barcelona 2018 el festival de invierno de la ciudad, se liberó de la restricción de las estrechas calles de Ciudad Vieja y se mudó al barrio donde la retícula del ensanche barcelonés se encuentra con la arquitectura más contemporánea y las propuestas de urbanismo más innovadoras.
Con Llum Barcelona en el Poblenou el festival consigue respirar. Permite a cada uno seguir su ritmo sin que una masa empuje para avanzar en interminables colas. Los visitantes se cuentan por decenas de miles, pero uno no se siente agobiado. Algunas de las calles, cortadas, crean la sensación de una fiesta de verano, a pesar de la constante amenaza de lluvia. Además, el itinerario ya no es único y lineal: cualquier giro de manzana te permite continuar descubriendo algo nuevo.
Un Llum, más barcelonés si cabe
No es que el festival en el centro de la ciudad no fuese barcelonés, pero sí que adquiere en el poblenou un nuevo carácter que se aproxima mucho más a sus ciudadanos. Recorrer las calles de un distrito, para muchos desconocido, permite que nos acerquemos a una Barcelona más realista de la que nos vende el centro de la ciudad. Un barrio que cabalga entre la Barcelona obrera, la de oficinas, y que incluso es el más innovador y creativo con la instalación de grandes empresas tecnológicas y centros educativos.
Poblenou representa ese laboratorio barcelonés al que un festival de las características de Llum le viene como anillo al dedo. No es casualidad tampoco que sea el distrito donde grandes edificios industriales esperan una segunda oportunidad. Uno de los ejemplos es el de SIMON, principal patrocinador del evento y que acogía tres de las atracciones del festival en su antigua fábrica.
Un renovado mix de artistas y estudiantes
Como ya os he ido explicando en anteriores ediciones de Llum, el festival se basa en la participación de artistas invitados por una parte, y escuelas de arte, diseño o arquitectura de la ciudad de Barcelona por otra. Si bien la esencia no ha cambiado, si lo han hecho los espacios otorgados a las diferentes escuelas y universidades que se han unido al festival. Se ha pasado de patios (normalmente de un alto patrimonio histórico) a patios, fachadas, pasajes o medianeras en las que intervenir creativamente para generar nuevas experiencias lumínicas. El patrimonio al que se enfrenta el festival en esta séptima edición es tal vez menos histórico, pero no por ello de un menor contenido. Tras exprimir Ciutat Vella durante seis años, ha llegado la hora de descubrir nuevas historias y significados del entramado en Barcelona.
Si bien las escuelas tenían un reto muy grande, los artistas invitados han ganado en notoriedad y los famosos mappings en cantidad. Además, la asociación Poblenou Urban District se ha encargado de la intervención lumínica de siete fachadas medianeras del Poblenou. Para hacer el recorrido más ameno, nuevos sponsors de Llum Barcelona 2018 reforzaban la labor de bares, restaurantes y hoteles de la zona. En definitiva, un frenesí de actividad para un barrio normalmente tranquilo en las noches del frío invierno.
Muy bonito todo y todo lo que querais, pero cuando marcheis por favor recoger toda vuestra porqueria, puesto que la plaza entre tanjer y sancho de avila la haveis dejado llena de porqueria( sirgas rotas, cinta aislante y muchos desperdicios)
¡Vaya! ¡Pues ya es una pena! Pero me temo que la escala del evento ha sido tan grande que el ayuntamiento no ha llegado a todo a tiempo.
Nosotros somos viajeros respetuosos y recogemos. 😛