La isla más diminuta del archipiélago de las Azores suele pasar desapercibida por muchos, ignorada por otros, o incluso menospreciada. La idea de hacer una escapada de ida y vuelta en el día desde Flores es lo que hacen la mayoría, y lo recomiendo mucho. Pero te recomiendo mucho más que hagas noche en esta pequeña isla. 24 horas de visita en Corvo te servirán para medir tu relación con la naturaleza y recordar lo poco que necesitas para ser feliz.
El post de hoy inicia con la parte más práctica, porque fruto de la casualidad logística, acabé disfrutándola mucho más de lo que esperaba. Pese a ser uno de los lugares más remotos de la tierra, Corvo dispone de aeropuerto y puerto. Cada día van llegando aviones y embarcaciones que la conectan con alguna de las otras islas del archipiélago y, de ahí, al mundo.
Cómo llegar a la isla de Corvo en barco
Desde Flores puedes coger uno de los pequeños ferries de Atlantico Line que salen de Lajes por 10€ el trayecto. Te permiten hacer ida y vuelta, pasando unas 10 o 12 horas en la pequeña isla de Corvo. Estos ferries disponen solo de 12 plazas, reserva tan pronto sepas que quieres ir. Por otra parte, puedes pagar un poco más (25€ ida) e ir con las lanchas que hacen un recorrido más largo para ver delfines y, si hay suerte, algún animal más grande. 😉
Presta atención a tu e-mail, ya que es fácil que varíen el horario con poca antelación o incluso que te cancelen el viaje si no hay un aforo mínimo. Cuando estaba en las Azores el verano de 2020, de hecho, les pasó a unos chicos con los que acabé compartiendo camping, barbacoa y caminata al volcán.
Se pueden reservar on-line y la disponibilidad es muy limitada. En temporada baja no opera todos los dias.
Cómo llegar a la isla de Corvo en avión
La otra opción es llegar en alguno de los aviones que llegan desde Flores o Faial. Los aviones son regionales, muy pequeños, por lo que es muy recomendable reservar cuanto antes. En mi caso encontré a través de SkyScanner* una combinación que no ofrecía la aerolínea en su página web: un vuelo de ida de Flores a Faial con 24 horas de escala en Corvo. Perfecto para disfrutarla sin prisas.
Debes saber que todos los días llega algún vuelo desde alguna isla, pero no siempre desde la misma. Es fácil llegar a Corvo reservando con antelación, pero a veces será más directo, y a veces te obligará a ver como tu avión da algún salto de isla en isla (a modo autobús, sin bajarse del avión) y en otras te pedirán que desembarques y re-embarques. Fuese como fuere, lo importante es asegurarse la plaza, ¡apenas hay unas decenas por día!
Caminar entre vacas en la Caldeira de Corvo
Como te imaginarás, la isla es tan pequeña que no puede presumir de un sin fin de atracciones para visitar. Sin embargo, serán realmente plenas. El plan habitual es llegar a la isla y subir hasta la caldera. Son 5km de cuesta moderada. Esta subida se puede realizar sin problema, pero también puedes ahorrar algo de energía pagando 5€ por persona y que alguno de los taxistas del pueblo te suba.
Una vez arriba tendrás una visión de toda la isla de Corvo y de Flores desde lejos. El resto, es puro Atlantico mires a donde mires. La inmensidad del océano comenzará a dejarte claro que no eres nadie en este mundo, apenas un gota de agua en un inmenso océano. Si además tienes la suerte de tener un día espléndido sin nubes ni viento, el Atlántico se convertirá en un inmenso espejo que no te permite diferencia el horizonte.
Y el silencio ayudará a que entiendas que estás en el lugar más remoto de Europa.
Tan remota, que ni el COVID la visitó
Allí todos se conocen, apenas son 400 y todos los negocios son los de “don/doña”… De hecho, como curiosidad, Corvo fue el primer territorio en Portugal en considerarse con “inmunidad de rebaño” durante la pandemia de COVID-19. Era tan complejo llevar vacunas por franjas prioritarias, que citaron a todo el pueblo de una sola vez. No solo eso, sino que en plenas crestas de contagios de 2021, Corvo seguía como último bastión a donde la pandemia no entraba.
El viaje a Azores de 2020 fue mi primer viaje justo después de la pandemia. De hecho, tenían todo un sistema de seguimiento y control en el acceso al archipiélago que incluía PCR gratuita. Tal era la histeria por aquel agosto 2020, que decidí que la mejor manera de interactuar poco y garantizar algo más de seguridad era usando los campings y mi propia tienda de campaña. Lo cierto es que la excusa me sirvió para hacerme con todo un equipamiento bien completo. La otra buena noticia, es que los campings de las Azores son un privilegio de ubicación.
Donde comer y dormir durante tu visita a Corvo
El camping de Corvo está apenas a 5 minutos caminando del aeropuerto (como todo en el pueblo, no nos engañemos). Está un poco apartado del centro, por lo que por la noche podrás disfrutar de las vistas a la espectacular Vía Láctea. Además, con duchas y lugar de barbacoa, la experiencia es realmente genuina. De hecho, aunque nos dejamos caer por alguno de los bares del pueblo, preferimos comprar carne y verduras, y asarlas por la noche.
Si buscas algo más de comodidad, apenas tienes unos pocos alojamientos donde quedarte. No es que se reserven muy rápido, pero también es fácil que se agoten con facilidad si varias personas deciden quedarse varios días. Yo sigo recomendando echar un vistazo en Booking*, ya que al cabo de unas pocas reservas, te asegura mejores descuentos.
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